Hecho a mano de Eleva te trae historias de emprendedoras, escritas por ellas mismas. Esta es la historia de Johanna Forero Salinas, una mujer de Pitalito, Huila, y su vida es un testimonio de cómo la pasión y la determinación pueden florecer incluso tras las pruebas más difíciles.

Esta es mi historia. Soy Johanna Forero Salinas, una mujer de Pitalito, Huila, desde joven soñaba con dedicarme al arte y a ayudar a los demás. Quería estudiar artes plásticas o medicina. Sin embargo, los caminos que la vida me presentaba no siempre se alineaban con mis anhelos. Mi padre no apoyó mi inclinación por la pintura y, además, la falta de recursos económicos hizo inviable la opción de estudiar medicina. 

Pero eso no me frustró. Empecé a buscar otras opciones donde mis sueños pudieran conectarse con la realidad, y fue entonces cuando el arte encontró otro camino para manifestarse en mi vida: la modistería. Decidida, empecé a estudiar este oficio, completando una formación en tres niveles. Con el apoyo de mi madre, quien con mucho esfuerzo me regaló mi primera máquina de coser, comencé a explorar este nuevo arte. Empecé haciendo trabajos a la medida y sentí que había encontrado una habilidad que me conectaba con mi deseo de crear. Eso me motivó a seguir formándome, así que ingresé al SENA, donde me capacité como diseñadora patronista y luego como tecnóloga en diseño de modas, y me convertí en profesional en mi oficio. 

Después de graduarme, di un primer paso en el mundo empresarial al asociarme con una compañera para montar un taller de elaboración de uniformes escolares. Ese proyecto continuó por un tiempo, pero la sociedad se disolvió y cada una tomó su camino. Sorprendentemente, me alejé de la labor que tanto amaba durante cinco años. En ese tiempo trabajé como vendedora de telefonía celular, algo que sabía que no me llenaba, pero las necesidades económicas y las dificultades de emprender me obligaron a buscar opciones laborales más estables. 

"El destino o quizás mi verdadera vocación llamando a la puerta, intervino".

Un día, una instructora del SENA que me había dado clases me encontró en mi lugar de trabajo y, al verme alejada de mi profesión, me preguntó: “¿Por qué no estás trabajando en tu carrera si eres buena en lo que haces?” Esa pregunta me marcó profundamente y fue el impulso que necesitaba para tomar una decisión trascendental: retomar mi carrera en la moda. 

Este nuevo comienzo lo viví de forma más organizada. Con mucho empeño, poco a poco logré comprar las herramientas necesarias hasta montar mi propio taller. Pero me dije a mí misma que este reinicio no iba a ser igual. Sentí la necesidad de crear un producto con demanda, algo que la gente realmente necesitara. Así nacieron las pijamas para niños y mujeres, pero con ese toque personal que yo quería añadir. Decidí invertir en una sublimadora para poder estampar diseños personalizados, permitiendo que cada pijama tuviera la identidad deseada por el cliente. Con esta innovación, renació mi sueño de tener mi propia marca de pijamas. 

"Había algo muy claro que me llevó a emprender con más fuerza: ya estaba cansada de ser empleada, de cumplir horarios rígidos que me robaban tiempo valioso para dedicarle a mi hija. Quería ser dueña de mi tiempo y de mi destino, así que decidí emprender con decisión".

Como muchos saben, el camino del emprendimiento no es fácil. Las dificultades económicas fueron constantes al principio, y ganar clientes requería un trabajo diario de dar a conocer mi producto y generar la confianza necesaria. Y justo en medio de ese trabajo tan arduo, la vida me presentó una de sus pruebas más duras: enfrenté una separación. Fue un quiebre en mi vida personal que trajo consigo el dolor de ver los vacíos que la ausencia de su padre dejaba en mi hija. Me invadió una profunda tristeza, depresión y, por momentos, la falta de ganas de seguir. Sin embargo, algo me impidió rendirme… mi hija, que se convirtió en mi ancla y mi principal motivación. 

Al encontrarme sola y sin el apoyo de mi expareja, canalicé toda mi energía y determinación en mi negocio. Adecué un espacio en la casa de mis padres para montar mi taller y una pequeña área de exhibición. Y fue entonces cuando surgió algo que no esperaba: un aliado, un apoyo, un acompañamiento, un amigo. Así fue como conocí a Fundación Capital e ingresé al proyecto Conectad@s.  

A través de este programa de capacitaciones, acompañamiento y la guía de un gestor que siempre estuvo ahí para impulsarnos, aprendí herramientas tecnológicas esenciales para mi negocio. Comencé a crear contenidos y a manejar mis redes sociales de forma más adecuada y profesional, abriendo nuevas ventanas de venta y visibilidad. 

Conté con el apoyo invaluable de mis hermanas, de mi madre y de amigos, quienes, gracias al voz a voz, me ayudaron a ganar mis primeros clientes. Además, plataformas como CON-HÉCTOR y ELEVA han sido herramientas fundamentales. Me han enseñado a organizar mi negocio, a vender en redes sociales, a entender de finanzas y costos, a encontrar valor agregado en mis productos y a crear piezas publicitarias efectivas. Agradezco sinceramente todo el conocimiento aportado, que me ha servido para crecer y, sobre todo, para creer que mis metas y sueños son alcanzables. 

Mi vida dio un giro de 180 grados. Lo que antes parecía planeado se desplomó, pero entendí que, si uno se propone algo, se puede lograr. Mi negocio empezó a prosperar. Amplié mi oferta más allá de las pijamas, incursioné en la confección de blusas pintadas, dotaciones empresariales, disfraces y más. 

El impacto de mi emprendimiento se ha sentido profundamente. Mejoré mi situación económica y, con ello, la calidad de vida de mi familia. He generado empleos y, lo más importante, me he empoderado como mujer. Ahora genero mis propios ingresos y tengo la capacidad de tomar decisiones cruciales para el futuro de mi negocio. 

"Mi consejo para otras mujeres nace de mi propia lucha y experiencia: todo lo que uno sueña se puede lograr. Como mujeres, tenemos la capacidad innata de crear, de vender, de empoderarnos y de sacar adelante nuestros emprendimientos. Creo firmemente que todo es posible con esfuerzo, paciencia y disciplina".

Mirando hacia el futuro, visualizo mi negocio a gran escala. Sueño con tener un punto de distribución mayorista para mis pijamas y, finalmente, un lugar propio para la casa de modas que siempre he soñado. Quiero que mi nombre sea reconocido como diseñadora de modas a nivel municipal, departamental, nacional e, incluso, internacional. 

Hecho a mano Historias de emprendimiento, escritas por las personas que las viven.

 Esta serie reúne testimonios reales de mujeres emprendedoras en distintos departamentos de Colombia. Cada historia fue escrita por ellas mismas, con sus palabras y su sentir. Hecho a mano contiene relatos honestos y llenos de aprendizajes sobre esfuerzo, creatividad y transformación. Quédate pendiente porque la próxima historia, podría ser la tuya.